Cannes 2022: Un buen tono medio

 

Cuando Cannes ha dejado atrás el ecuador de su programación, y escribo esta crónica, todavía no ha surgido en la Competición la que suele llamarse “película del Festival”. Es decir aquella que, por unanimidad o controversia, centra las conversaciones de los asistentes y se convierte en seña distintiva de una edición. Cierto que faltan por proyectarse algunos títulos que pueden ser fundamentales, como el de los Dardenne o el de Kore-eda, pero hasta ahora nadie ocupa ese sitio de honor. Dentro, eso sí, de una edición de buen tono medio, con films valiosos pero no indiscutibles.

Entre ellos, debe citarse Armageddon Time, de James Gray, una propuesta autobiográfica que va incrementando su fuerza a medida que se aleja del costumbrismo en su descripción de la “iniciación a la vida” de un adolescente neoyorquino de clase media. Cuando el relato se reviste de tonos más dramáticos adquiere la fuerza con que Gray suele abordar tales situaciones, en este caso mediante la amistad del protagonista con un chico negro que sufre la injusticia racista. También el rumano Cristian Mungiu se refiere en R.M.N. a otra lacra social como es la xenofobia, situándola en un pequeño pueblo de Transilvania donde acude a ganarse la vida un par de trabajadores asiáticos, lo que despierta el odio de muchos de sus habitantes. Lástima que Mungiu, el autor de aquella magnífica Cuatro meses, tres semanas, dos días que obtuvo la Palma de Oro en 2007, no haya sabido cerrar su película con un final que no resulte tan inescrutable como el que ha utilizado.

Igualmente, con un tercio final que no se halla a la altura cómica del resto, Triangle of Sadness (de otro ganador de la Palma, Ruben Östlund, con The Square en 2017) deja un poco con la miel en los labios. Eso sí, después de haber reído a fondo con las vicisitudes de un crucero “exclusivo” para muy ricos, comandado por un capitán demasiado aficionado al whisky y que se lanza a un duelo dialéctico con un supermillonario ruso a base de citas de Marx y Lenin. Con lo poco aficionados a la comedia que, tan injustamente, son los Festivales, hay que saludar la presencia en Cannes de una película que, con humor a veces un tanto grueso, ha divertido a la mayoría.

El humor, negro concretamente, se revela imprescindible para digerir Crimes of the Future, donde David Cronenberg se lanza a un muy absurda historia de ciencia-ficción donde la cirugía ha suplantado al sexo en los favores del personal. Como sucedía hace un tercio de siglo, con la excitación que a los personajes de Crash les causaban las heridas de los accidentes de coche, ahora son las incisiones en los cuerpos de “performers” para descubrir e incluso tatuar sus órganos internos lo que provoca similar arrebato erótico. Un puro disparate, gratuito y carente de medida.

Hablar de “falta de medida” viene como anillo al dedo para referirnos a La esposa de Tchaikovsky, basada en el apasionado personaje real de quien durante poco más de un año fue su mujer, pero sin sentir el más mínimo amor hacia ella y a la que utilizó como “tapadera” de su homosexualidad. Pese a tener producción rusa, país con cuya oficialidad Cannes ha roto todas las amarras, su autor es Kirill Serebrennikov, enemigo declarado de Putin y que esta vez ha podido acompañar a su película, algo que no pudo hacer en las dos ocasiones anteriores en que fue seleccionado por hallarse confinado en su casa de Moscú, que ha cambiado por un exilio en Alemania. La joven y espléndida actriz Alena Mikhailova es la principal baza del film, como, por citar trabajos individuales sobresalientes, lo es la del director de fotografía Kim Ji-Yong en el “thriller” coreano Decision to Leave, de Park Chan-Wook, quien se diera a conocer mundialmente aquí en 2003 por Old Boy.

Pero si me tengo que quedar con un solo título ofrecido por esta 75 edición hasta ahora, me quedaría sin dudarlo con Esterno Notte, la serie de cinco horas y media creada por el maestro Marco Bellocchio sobre el secuestro y asesinato de Aldo Moro, el líder de la Democracia Cristiana que intentaba llegar a un “compromiso histórico” con el Partido Comunista en la Italia de los 70. Coproducido por la RAI, Esterno Notte supone un verdadero ejemplo de lo que debe hacer una televisión pública con la Historia de su país.


(Publicado en "Turia" de Valencia, 27 de mayo de 2022).

 


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