Entre las veintiuna películas que compiten dentro de la Sección Oficial del 75 Festival de Cannes, cuatro pertenecen a realizadores que ya saben lo que es ganar la Palma de Oro: Tori et Lokita, de los Hermanos Dardenne, que la obtuvieron en dos ocasiones; y una vez, R.M.N., de Cristian Mungiu; Triangle of Sadness, de Ruben Östlund, y Broker, el film que Hirokazu Kore-eda ha rodado en Corea del Sur. Junto a ellos, otros directores que han figurado en distintos apartados del Palmarés, como Jerzy Skolimowski (el más veterano de los concursantes, con sus 84 años), David Cronenberg, James Gray, Park Chan-Wook, Arnaud Desplechin o Kirill Serebrennikov, exiliado de la Rusia de Putin y decidido opositor suyo. Puede comprobarse con tales nombres que Cannes apuesta fuerte para celebrar nada menos que sus tres cuartos de siglo de existencia, que se dice pronto. Aunque la presencia de mujeres cineastas continúa siendo débil, solo cinco, y una de ellas compartida, frente a la quincena de colegas masculinos que van a concursar.
Dentro de una edición que vuelve por sus fueros y por sus
fechas habituales de mayo, pasada por decreto-ley una pandemia que obligó a
suspender el Festival de 2020 y pasar a julio del pasado año una versión
reducida. Ahora ya han regresado los enormes gentíos, las largas filas de
espera –pese a que, además de la acreditación, todo el mundo tiene que sacar
previamente una entrada–, la multiplicidad de secciones y subsecciones más allá
de las tres paralelas habituales, Un Certain Regard, la Semana de la Crítica y
la Quincena de Realizadores, elaboradas con los títulos que les deja la
Selección Oficial.
Un inagotable panorama de imágenes donde el cine español cuenta
en esta 75 edición con más representación que en la mayoría de las ocasiones. A
ultimísima hora, Pacifiction, de
Albert Serra, entró en la Competición después de que el director catalán fuese “escalando”
en anteriores años por esas muestras paralelas. Otro tanto sucedió en el tiempo
de descuento con As bestas, de
Rodrigo Sorogoyen, dentro de la denominada Cannes Première, y el documental de
José Luis López-Linares La sombra de
Goya por Jean-Claude Carrière en Cannes Classics. Mientras que la Quincena
ha programado El agua, primer largo
de la cineasta española afincada en Suiza Elena López Riera, y la Semana dos
cortos, ambos con mujeres tras la cámara, Anna Fernández de Paco y Estíbaliz
Urresola.
Realmente, tal panorama merecía un mejor inicio que el que ha
procurado Coupez! (título que, en
una acertada decisión, ha sustituido al primitivo “Z” para evitar usar la letra
que simboliza para el ejército ruso su brutal invasión de Ucrania), de Michel
Hazanavicius, director de aquella The
Artist que tanto sorprendió en su día. “Remake” de una película japonesa de
género sobre “zombies”, repite el esquema de “cine dentro del cine” con una
narración en tres partes (la primera, un plano secuencia de media hora) que
solo contiene ciertos momentos divertidos y se limita a mostrar la pericia
profesional y la capacidad mimética típicas de su autor. Pero el verdadero
protagonismo de la Gala de Inauguración se lo llevó con toda justicia el
Presidente ucraniano Zelinski, con un amplio mensaje en directo al Festival
donde destacó el papel del cine como garante de la libertad, la paz y la
justicia, apoyando de manera especial sus palabras en el inolvidable discurso con
el que Chaplin finalizaba El Gran
Dictador.
(Publicado en "Turia" de Valencia, 20 de mayo de 2022).
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